Otro día triste, con cifra record de muertos en New York; homeless, pobres e inmigrantes, los más afectados
Coronavirus en Nueva York: récord de 731 muertos en un día. Es cierto que el virus no tiene distinción de clases sociales ni colores, pero si corren más riesgo las personas más desprotegidas como indigentes, pobres e inmigrantes sin documentos. El alcalde insistió: «Nadie va a pasar hambre en Nueva York».
New York. Agencias. El estado de Nueva York registró su mayor número de muertes por coronavirus en las últimas 24 horas, según informó el gobernador Andrew Cuomo, que confirmó 5.489 muertos por COVID-19 en el Estado, el más afectado del país. «Son 731 personas que perdimos. Detrás de cada uno de esos números hay un individuo. Hay una familia, una madre, un padre, una hermana, un hermano. Así hay un mucho dolor otra vez hoy para muchos neoyorquinos», dijo el su tradicional rueda de prensa el gobernador Andrew Cuomo.
En el Upper West Side de Manhattan, algunos vecinos han desaparecido. Abandonaron sus departamentos y se mudaron a sus residencias de verano. En la ciudad epicentro del coronavirus, muchos de sus habitantes se sienten más seguros poniendo más distancia que la social sugerida.
El puesto de alimentos se estaciona al oeste de la calle 86, en la puerta de la iglesia. En un rato armarán un par de carpas y se organizará una larga cola de gente que va a recoger la manutención. Hay indigentes, sí, pero también familias que han caído aún más en la pobreza por la pérdida de sus ingresos.
La alcaldía mantuvo las tres comidas al día para alumnos sin recursos de las escuelas públicas cerradas. Se abrieron más de 400 puntos para recoger alimentos. Desde el pasado viernes, este servicio está abierto a todos los neoyorquinos que lo precisen. El programa se expande para ayudar al más de medio millón de personas que ya perdieron su trabajo.
En Queens se ven cada vez más homeless en los bancos de las calles, y algún que otro borracho despistado, tirado en una acera. En este condado, el más afectado por la pandemia, tdavía se ve mucho movimiento, incluso personas sin la máscara de protección.
“Estamos viendo que numerosos residentes se han quedado sin dinero y necesitan comer… Mi primera preocupación es que hay mucha comida en los estantes, y mucha gente que no se la puede permitir”, recalcó el alcalde Bill de Blasio
Resulta fascinante ver la cantidad de colas que se arman en la ciudad. Las hay de la miseria, tanto en esos puntos oficiales como en iglesias y organizaciones sin ánimo de lucro, pero también las hay de la abundancia en los supermercados. En estas segundas se marca claramente la distancia, utilizando señales en la vereda, y se facilita el acceso en pequeños grupos y controlados cada diez minutos. Estos clientes suelen salir cargados como si el mundo se acabara mañana.
Es indiscutible que el contagio es universal y no distingue clases sociales. Pero, en su prevención y cura, no es nada igualitario.
“El impacto más devastador recae en la clase trabajadora y en los pobres, que tienen peor acceso a la atención médica. Su salud, para empezar, es peor y el castigo económico de la distancia social es más profundo”, escribe Kim Phillips-Fein, historiador de la Universidad de Nueva York.
Ese castigo consiste en la pérdida de los empleos en la escala más básica, la que engloba a los que no pueden trabajar desde casa. En este contexto, la población hispana y, sobre todo, la negra o afroamericana son las principales perjudicadas por el cierra masivo de comercios.
Edgar, un colombiano que llegó hace tres años a Nueva York y sale a vender mascarillas en Jackson Heights, donde se concentra el mayor foco de contagio del Mundo. Edgar no se puede quedar en casa pues tiene que alimentar a dos hijas que tiene en Pereira. Y no tiene papales, por lo que no recibirá ninguna ayuda y está obligado a buscarse la vida para alimentar a sus hijas.
Edgar es uno de los ocho millones de inmigrantes sin documentos que se quedará prácticamente en la calle, pues no recibirá ninguna de las ayudas ofrecidas por el gobierno, que excluyó a ocho millones de trabajadores sin papales de los beneficios, aunque la mayoría si pagan impuestos.
Viviendas sociales (Factorías del virus)
En Chicago, según informaciones locales, el 70% de los muertos por el patógeno son negros. En Michigan la cifra se sitúa en el 40%. Los afroamericanos representan el 26% de la población en Estados Unidos. El mayor foco de fatalidades en la Gran Manzana se registra proporcionalmente en el Bronx, en especial entre bloques de viviendas sociales, donde familias numerosas se amontonan en pequeños departamentos. A esas viviendas las denominan “factorías del virus”.
Los ricos se van de Manhattan –pese a contar menos difuntos que Queens, Brooklyn y Bronx– y vienen los homeless. Al barrio regresó uno que pasa aquí la época de buen tiempo. Exhibe el mismo cartel que la temporada anterior, pero resuena más: “Un poco de amabilidad significa mucho”. Fuentes: AP, AFP y La Vanguardia.