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Inmigración

El origen de la migración en México: el 1% acumula más de la tercera parte de la riqueza nacional

El origen de la migración en México: el 1% acumula más de la tercera parte de la riqueza nacional
  • Publishedagosto 17, 2017

México está entre los 20 países con más millonarios del mundo y entre los 15 en los que más personas no pueden alimentarse correctamente. Los ‘generadores’ de la miseria, y por ende, la migración del pueblo, está en el sistema feudal impuesto por los criollos descendientes de los españoles

De acuerdo con el Reporte Global de Riqueza 2013, elaborado por el banco Credit Suisse, México ocupa el octavo lugar entre los países con mayor número de multimillonarios del planeta, con 186 magnates, aún cuando México es la decimocuarta economía del globo. Los multimillonarios generan riqueza entre ellos y miseria en la población.

México. Ago/16/2017. TI. Arturo Ortíz Wadeymar, experto del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, asegura que mientras empresas como Grupo Modelo han sido adquiridas por compañías extranjeras, México se ha convertido con el paso de los años en un país donde las empresas mexicanas se han convertido en trasnacionales que exportan grandes cantidades de capital para realizar inversiones en otros países, tal como ocurre actualmente con compañías como América Móvil, Grupo Elektra, Cemex, Grupo México, Bimbo, o Gruma, por mencionar algunas.

“Ahí mismo está el dato de la balanza de pagos, donde la inversión de mexicanos en el extranjero está por ahí de 25,000 millones de dólares en 2013, es decir, están invirtiendo fuera porque ven pocas expectativas en el mercado nacional”, señala Ortíz.

Sin embargo, la fuga de capital es mucho mayor a la reportada oficialmente, ya que de acuerdo con un estudio de la firma Global Financial Integrity, México se convirtió en el tercer país en desarrollo con mayor fuga ilegal de capital, al registrar pérdidas por 461,860 millones de dólares de 2002 a 2011. Un fenómeno que se disparó con la entrada en vigor del TLCAN, debido a que la falta de controles facilitó el lavado de dinero a través de facturación fraudulenta, lo cual permitió que el crimen organizado pudiera lavar grandes sumas de dinero transferido principalmente a los Estados Unidos. Si se comparan los ingresos que recibió México por las remesas familiares y la inversión extranjera, frente a la fuga de capital, se obtiene un saldo negativo de 110,646.5 millones de dólares, lo cual evidencia la magnitud del problema.

Mientras que en 1990 existían 4 millones 409 mexicanos viviendo en Estados Unidos, la cifra aumentó a 11 millones 964 en 2010, lo cual representa un aumento del 171% en dos décadas. A 2017 se habla de más de 15 millones de inmigrantes llegados de México.

Fuente: Global Financial Integrity

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Les dejo el texto de está crónica del Diario El País de Madrid. (La parte gráfica es nuestra)

La casa de Los Cabos, Baja California Sur, cuesta 25 millones de dólares, en un país con más de 50 millones de pobres y una case dirigente que saca el dinero del país y genera miseria dentro.

Por Ignasio Farisa (El País de Madrid). Que la desigualdad es uno de los problemas sociales más lacerantes de México no es novedad: cualquiera que haya vivido o viajado por el país norteamericano puede dar fe de ello. Pero los números, a veces, superan a la realidad. El 1% más acaudalado de la población mexicana posee la tercera parte de la riqueza nacional y el 10%, las dos terceras partes de los activos totales, según se desprende de un estudio elaborado por el profesor del ITAM Miguel del Castillo para la CEPAL (el brazo de Naciones Unidas para el Desarrollo Económico de América Latina y el Caribe, que ha sido presentado este lunes en el Senado. Pese a estos niveles de desigualdad, en México no hay un impuesto específico sobre el patrimonio o las herencias.

«El problema no es la riqueza [80,6 billones de pesos, cuatro veces el PIB mexicano], sino cómo se genera y, sobre todo, cómo se distribuye», ha subrayado Del Castillo, que ha estado acompañado en el acto por el coordinador de Investigación del Instituto Belisario Domínguez, Gerardo Esquivel, y por el director ejecutivo de Oxfam México, Ricardo Fuentes-Nieva. Si el monto total de activos se distribuyese de manera equitativa entre todos los mexicanos, cada uno de ellos tendría un patrimonio —siempre según los datos recopilados por el estudio— ligeramente inferior al millón de pesos (56.300 dólares), una cantidad «más que suficiente» para que tuvieran una vida holgada.

México recibió un pago récord de 6.4 mil millones de dólares en 2015. Mucha parte de este dinero se invirtió en el exterior, y los mexicanos de a pie poco se beneficiaron.

México es, subraya Del Castillo, «un país con mucha riqueza natural; tiene minerales y petróleo, una extensa costa, recursos hídricos (principalmente en el sureste), bosques y suficiente superficie agrícola para alimentar a sus habitantes». Pero la situación actual es bien diferente: uno de cada cinco mexicanos pasa hambre; el salario mínimo diario (80 pesos o 4,5 dólares) no es suficiente para alimentar a una familia y más de la mitad de la población no ingresa lo suficiente para comer correctamente y acometer los gastos básicos de salud, educación, vestido, vivienda y transporte. Todo eso, en un país miembro de la OCDE —el think tank de los países ricos— desde mediados de los noventa, en el que entre 125.000 y 200.000 personas tienen más de un millón de dólares en patrimonio y en el que 800 residentes poseen activos por valor de 50 millones o más. México —en parte por su tamaño: es la segunda nación más poblada de América Latina, solo por detrás de Brasil— está entre los 20 países con más millonarios del mundo y entre los 15 en los que más personas no pueden alimentarse correctamente.

La inequidad aumenta cuando el foco se pone sobre los activos financieros —dinero e inversiones financieras— y se aíslan los físicos —casas, terrenos, automóviles y diversos bienes del hogar—. En ese caso, el 80% de la riqueza nacional está en manos del 10% más acaudalado. La explicación a este hecho es doble: por un lado, la mitad de la población no tiene ninguna cuenta bancaria; por otro, poco más de 200.000 contratos para operar en Bolsa suman una inversión de 16 billones de pesos, más de la quinta parte de la riqueza nacional. Y 23.000 personas físicas o jurídicas tienen en el parqué mexicano el 17% de los activos totales del país.

La violencia y el narcotráfico se han sumado la la pobreza e injusticia social en México. El Estado no responde con rigor a los asesinatos donde hay vinculación oficial. Y el dinero del narcotráfico es maldito, solo genera muerte. En la imagen, soldados patrullan una población de México, ante el avance de los grupos armados de narcos.

«Es evidente que hay que prestar más atención a la desigualdad de la riqueza y a sus implicaciones sobre la concepción de justicia, la democracia y la estabilidad social», ha valorado Fuentes-Nieva, de Oxfam. «El 1% de las familias mexicanas podrían comprar todo lo que tienen el 95% de las unidades familiares más pobres y eso, más allá de lo económico, nos permite ver la desbalanza de poder». Para cambiar la foto fija que muestra la investigación, el máximo responsable de la confederación de ONG en el país norteamericano ve fundamental centrarse en las políticas públicas, como la fiscalidad o el gasto público en sanidad y educación. «La paradoja mexicana es que en los últimos 20 años el país ha crecido poco, la pobreza se ha mantenido constante y la riqueza de unos pocos ha aumentado», ha añadido Fuentes-Nieva.

Mayor crecimiento de la riqueza privada que del PIB

Un trabajador mexicano tiene que laborar una hora y 22 minutos para comprarse un litro de gasolina, mientras que en Australia sólo le llevaría cuatro minutos.

En poco más de una década, la riqueza total mexicana ha crecido a una tasa promedio anual del 8% y ha pasado de suponer algo más del doble del PIB a más que cuadruplicarlo. En contraste, la economía mexicana creció un 2,6% anual en el mismo periodo, una cifra reducida para tratarse de un país emergente y en el que la población no deja de aumentar.

«Esta disparidad entre el ritmo de aumento del producto y el de la riqueza provoca una mayor desigualdad. Los muy pocos que disponen de activos financieros han visto incrementar su ingreso y patrimonio a un ritmo mayor que los trabajadores, cuyo ingreso y riqueza depende tan solo de las percepciones producto de su empleo», subraya el sociólogo y demógrafo mexicano Miguel del Castillo. En los últimos años, el rendimiento medio del capital ha sido del 15% anual, mientras que el salario mínimo —uno de los más bajos de Latinoamérica— y las remuneraciones medias industriales han aumentado a un ritmo del 4% promedio anual. En ambos casos no se tiene en cuenta la inflación.

Incluso dentro del sector empresarial, la distribución patrimonial es desigual: el 10% de las compañías mexicanas concentran el 93% de los activos físicos, mientras que el 90% restante —en su gran mayoría pymes— ostentan muy pocos bienes de capital. «Una parte de esta desigualdad se debe a la naturaleza de los negocios. En algunos de ellos —por ejemplo, la generación de electricidad, minería o petróleo— se requiere una fuerte inversión en instalaciones y equipos», destaca el profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

Pero la inequidad no solo está presente en esos sectores: en la industria manufacturera cerca de 600 establecimientos concentran el 64% de los activos; en el comercio al por menor, 40 establecimientos de un total de 1,8 millones poseen la tercera parte de los activos físicos; en telecomunicaciones, 22 empresas de un total de 8.000 acaparan el 89% de los activos y en el sector financiero y de seguros, 73 instituciones suman el 76%.

Para su estudio, uno de las primeros publicados en México sobre distribución de la riqueza —habitualmente este tipo de investigaciones se centran en renta y dejan a un lado el patrimonio—, Miguel Del Castillo ha empleado hasta cinco fuentes de información: el sistema de cuentas nacionales, censos económicos, censos administrativos, encuestas de activos de los hogares y estudios sobre desigualdad de varias instituciones privadas y bancos. Los resultados hablan por sí solos.

Un trabajador mexicano tiene que laborar una hora y 22 minutos para comprarse un litro de gasolina, mientras que en Australia sólo le llevaría cuatro minutos.
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Trabajador Inmigrante

Periodismo de Educación e integración en los distritos inmigrantes de Nueva York.