La Pequeña Colombia
El 60 por ciento de los habitantes de Jackson Heights son latinos, la mayoría colombianos y ecuatorianos
New York. Mauricio Hernández. La Pequeña Colombia de Jackson no parece volverse más pequeña, a pesar de la migración de los cafeteros hacia otros estados tras los atentados del 11 de septiembre y los altos costos de los alquileres en Nueva York.
Y los colombianos continúan llegando a Nueva York, aunque ahora en menos cantidad y especialmente los profesionales, que buscan una oportunidad en la capital del mundo ante la situación política de su país y la falta de oferta laboral para los jóvenes.
Desde que llegaron los primeros emigrantes colombianos a Nueva York, que se tenga noticia, tal vez por su popularidad política o literaria, han pasado dos generaciones que hoy ejercen un ejemplar liderazgo en esta Pequeña Colombia, gracias al esfuerzo de sus padres inmigrantes, los colombianos que llegaron en la oleada de los setentas y los noventas.
Como han contado los cronistas locales, los primeros inmigrantes en llegar a la Metrópoli fueron personajes ilustres, destacados escritores como José María Vargas Vila, primer director del Diario La Prensa de Nueva York, hace 95 años. O José Eustaquio Rivera, el popular autor de La Vorágine; o el ex presidente Alfonso López o el escritor Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura. Y también pintores, como Fernando Botero, que ha vivido entre Italia y Nueva York.
EL gran salto a la política de los colombianos, salvo el especial caso de Orlando Tobón (q.e.d.) hace muchos años, lo protagonizan los hijos de los inmigrantes que lucharon por sacar a sus familias adelante, lejos de su país.
Tobón fue el único colombiano elegido a un cargo público, Comisionado del Distrito 39 a la Asamblea de Nueva York, en el 2000, antes de la llegada de la nueva generación.
La segunda generación, los hijos de los inmigrantes
Auribal Ramos, tuvo un sueño cuando llegó a Nueva York en 1978, hace 40 años, sin el idioma y sin papeles: «Sacar adelante a mis hijas». Nos habla de su hija con gran orgullo, la primera senadora de hijos colombianos en llegar al Senado estatal de New York. Auribal Ramos fue líder comunitario durante décadas en la comunidad colombiana y siempre ha vivido en Jackson Heights.
Como también es vecina de este barrio la señora Rosa Agudelo, la madre de Catalina Cruz, la primera ‘dreamer’ nacida en el extranjero en ganar por voto popular un escaño en la Asamblea Estatal de Nueva York.
Rosa Agudelo emigró en 1992 con Catalina de un barrio humilde de Medellín en busca de nuevas oportunidades. Al igual que Auribal Ramos, llegó sin idioma, sin documentos, y además sola. Para sacar adelante a su hija Catalina trabajó sin descanso en todo lo que podía, desde vendedora ambulante a repartidora de flyer.
Precisamente, la encontramos en 2018 repartiendo flyers todavía en el barrio, pero esta vez era para invitar a los electores a votar por su hija que aspiraba a la asamblea estatal, cargo que ganó y que ha sabido mantener, pues ha sido reelecta.
Historias de éxito individual hemos tenido muchas entre los colombianos, pero colectivamente no han sido muchos los éxitos, especialmente en política. La nueva generación de colombianos, la mayoría nacida y criada en Estados Unidos, han encontrado en otras comunidades ese espaldarazo que hacía falta para llegar a los cargos públicos de Nueva York.
En 2018, otras dos mujeres colombianas llegaron a cargos importantes, además de Ramos (Senado, distrito 13 de Queens) y Cruz (Asamblea, distrito 13 de Queens): Julia Salazar (Senado, distrito 18 de Brooklyn) y Nathalia Fernández, Distrito 80 del Bronx.
Jackson Heights se viste la camiseta
Los colombianos de Jackson Heights, el distrito más diverso del Planeta, tiñen el barrio de amarillo cuando juega su selección; las tres principales avenidas, la Northern Boulevard, la 37 Avenida y la Roosevelt Avenida, son una fiesta cuando juega su combinado nacional.
Jackson Heights, conocido como el barrio de los colombianos, está en el condado de Queens, donde 76,000 de ellos son ciudadanos estadounidenses. Su presencia se nota en los restaurantes, en el acento que se escucha por las calles, en las banderas puestas en las ventanas de las casas y los apartamentos en el Día de la Independencia.
Ni la sorpresiva eliminación de la selección Colombia ha bajado la venta de camisetas de la selección. “Las camisetas de Colombia se siguen vendiendo, aunque la venta de la camiseta roja del Liverpool que usa su compatriota Luis Díaz es ahora la más vendida”, dijo Richard, el dueño de Ecuamex, la tienda de camisetas que más vende en el barrio, en la Roosevelt con 84.
Historia. En 1965, trabajadores calificados de la reconocida industria textil de Medellín emigraron a Nueva York, donde rápidamente fueron acogidos por la industria textil de Nueva York.
Diez años después, en 1975, llegaba la primera gran migración, cuando el único restaurante con comida latina era El Inca, peruano, donde los colombianos se reunían para hablar y leer los periódicos que traían de Colombia los recién llegados.
Narcotráfico. En los setenta y ochenta, cuando llegó una nueva y gran oleada migratoria desde Colombia, entraron también a Estados Unidos los capos del narcotráfico como Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela y José Santacruz Londoño, los grandes jefes del cartel de Cali. Vivieron en Nueva York y sembraron de dólares y muerte la ciudad. Todo se movía en La Roosevelt Avenida.
Entonces la Roosevelt estaba llena de tiendas de lujo, joyerías y en las aceras se veían carros de lujo, algo muy diferente a lo que se ve hoy en día. Menos de la tercera parte de los negocios colombianos permanecen abiertos en esta avenida, y muchos emigraron a la avenida 37, la Roosevelt y la Calle Morristown, en Elizabeth, que es una de las zonas con más colombianos en New Jersey, la mayoría llegados después de los atentados de las Torres Gemelas
En Nueva York muchos colombianos han alcanzado posiciones de gran importancia en todos los campos, desde ciencia al deporte, pasando por la medicina, la pintura y la literatura, entre otros.
Los grupos indígenas colombianos son numerosos en Queens, mientras que los afro-colombianos viven principalmente en Brooklyn y en El Bronx. En Queens está el restaurante La Pequeña Colombia, uno de los más tradicionales del barrio.La gran migración colombiana de 1996-2002, de acuerdo con un estudio realizado por Luis Eduardo Guarnizo y publicado en 2004, asegura que la más grande migración colombiana registrada hasta el momento, trajo a muchos jóvenes, con estudios y de clase media. Algo parecido a lo que está sucediendo hoy en Nueva York. Un estudio realizado por Mauricio Hernández, autor de esta crónica, arrojó que la mayor migración de colombianos se registró durante los dos periodos de gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe, aunque entonces el DANE apenas registraba la salida de los colombianos.
El estudio se hizo en los consulados de los países a donde más emigran los colombianos, las asociaciones de derechos humanos de estos países, así como ongs y asociaciones de derechos humanos en las fronteras de Colombia, por donde salieron muchos.
En la actualidad, más de seis millones y medio de colombianos residen en el extranjero, pero la cancillería habla de solo cuatro millones, y poco más.