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Braulio Chiwiant: «1ero los trabajadores; fui explotado y maltratado, y no quiero eso para ellos»

Braulio Chiwiant: «1ero los trabajadores; fui explotado y  maltratado, y no quiero eso para ellos»
  • Publishedfebrero 26, 2017

Braulio Chiwiant falló en siete intentos por entrar a los Estados Unidos desde la frontera mexicana. Viajó largas travesía por Centroamérica y México en todo tipo de transporte. Hoy llegó a la entrevista en Mercedes, después de 14 años de esfuerzo, disciplina y constancia.

New York. Ene/02/2017. Por Mauricio Hernández (texto y fotos). “Este país es de arriesgarse. Saber ganar o perder, hasta que haya una oportunidad, y aprovecharla”. Son las palabras de Braulio Chiwiant, un inmigrante que falló siete veces en su intentó por entrar a los Estados Unidos por la frontera de México. En la octava travesía lo consiguió. Hoy, después de 14 años de lucha, este ecuatoriano tiene su propia empresa, y crea puestos de trabajo en la Ciudad de Nueva York.

Chiwiant es callado, algo tímido, habla lo justo, y es un buen jefe. “Ser consciente con los trabajadores es lo primero, así como su bienestar y el de sus familias. Yo fuí trabajador en Nueva York y sufrí el mal pago y el maltrato”, dice este hombre de 32 años, que a los 17 salía de su país hasta México, en largos viajes en trenes, autobuses y carros, algunos contratados por los coyotes. Hoy llegó en un Mercedes hasta donde su contador para hacer las nóminas de sus trabajadores.

Chiwiant, un agricultor de Macas, en el Oriente de Ecuador, pagó en dos años los 29,000 dólares para salvar la finca que su padre había hipotecado a un agiotista local, a razón de un interés del 5 por ciento mensual, para poder viajar él hacia el sueño americano.

Para conseguir ese sueño comenzó a trabajar durante un año seleccionando cartones de la basura para una gran empresa, que también hacía la limpieza de los Yankees. Fue ascendiendo, pero el sueldo no era bueno. Pero consiguió al menos pagar las deudas.

En 2006 se pasa a laborar como ayudante en la construcción, limpiando y haciendo lo que le mandaban. Su habilidad le abrió las puertas. Trabajó dos años para un subcontratista en este sector. Entonces conoció a María, con quien vive desde entonces. Tiene con ella dos niñas, de 6 y de 4 años.

En las paradas a donde solía acudir a buscar trabajo conoció a un empresario judío, con quien trabajó desde 2007 poniendo ‘spray insolation’ a las bigas y las columnas en las construcciones de edificios, como obliga las nuevas leyes de construcción en esta Ciudad.

Ahora es socio del judío, cada uno tiene su empresa, y se colaboran. El año pasado decidió constituir la suya, y pagar impuestos para hacerse visible en este país. Nunca es tarde. Ahora está luchando por conseguir los papeles, que muchos de sus empleados ya tienen. (Publicado también en www.Queenslatino.com)

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Trabajador Inmigrante

Periodismo de Educación e integración en los distritos inmigrantes de Nueva York.