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James Comey, director del FBI, ‘hombre’ de Trump que ahora lo investiga por el presunto espionaje ruso en las elecciones

James Comey, director del FBI, ‘hombre’ de Trump que ahora lo investiga por el presunto espionaje ruso en las elecciones
  • Publishedmarzo 22, 2017

James Comey fue pieza fundamental en el triunfo de Trump: a menos de dos semanas de los comicios, hizo público que reabría la investigación de los correos electrónicos de la Hillary Clinton. El magnate le ratificó en el cargo, y ahora es quien tiene en sus manos el complicado caso del espionaje ruso en las elecciones estadounidenses, que puede marcar la caída de Trump. 

Trump y su equipo, en la mirada del FBI, con su director James Comey. Foto original: Getty Images. Fotocomposición

 Washington. Mar/21/2017. Por Jan Martínez Ahrens (Diario El País de Madrid). El director del FBI, James Comey, vive en el ojo del huracán. Elegido por la anterior Administración, es de los pocos altos cargos de Obama que sigue en el puesto. Su pervivencia no es ajena al golpe de gracia que propinó a Hillary Clinton en el tramo final de la campaña. A menos de dos semanas de los comicios, hizo público que reabría la investigación de los correos electrónicos de la demócrata.

El anuncio dio un combustible de alto octanaje a las huestes republicanas y puso a la defensiva a la candidata. El propio Trump hizo del favor un obús electoral. “Esto lo cambia todo. Es la mayor historia desde el Watergate”, proclamó. Pasados los días, la investigación del FBI concluyó, al igual que lo había hecho en julio, que no había ningún indicio de delito. Pero el daño ya estaba hecho. Clinton atribuyó su derrota a esta maniobra del FBI, y Comey fue confirmado en el cargo.

Barack Obama, que nombró a James Comey como director del FBI, le recriminó haber dicho que abriría las investigaciones a Hillary por el asunto de los emails, en plena campaña electoral . Esto sirvió de apoyo para el ascenso de Trump, según acusó el ex presidente, que insiste en la participación rusa en el espionaje en las elecciones. (Foto: Ap)

Desde entonces, el director del FBI no ha podido respirar un día tranquilo. El escándalo del espionaje ruso se ha vuelto su espada de Damocles y le ha puesto cara a cara con Trump. Aunque Comey ha tratado de sortear el conflicto, su campo de maniobra es limitado.

Las agencias de inteligencia estadounidenses han confirmado públicamente que en 2015 y 2016 piratas informáticos rusos controlados por el Kremlin jaquearon los ordenadores del Comité Nacional Demócrata y de altos cargos de Clinton, como su jefe de campaña, John Podesta. Luego, la información fue supuestamente filtrada a Wikileaks para su difusión. El objetivo, según los servicios secretos, era “ayudar a Trump desacreditando a Clinton”.

El informe final de las agencias de inteligencia, difundido en enero pasado, muestra cómo la campaña de intoxicación fue “evolucionando a medida que avanzaban las elecciones” y se agudizó “cuando los rusos consideraron que la secretaria Clinton podía ganar”. Para ello, se orquestó una compleja maniobra que incluyó desde ataques informáticos y publicación de noticias falsas en medios cercanos al Gobierno ruso, al pago de difusores de mensajes contaminantes en las redes sociales, especialmente Facebook.

Clinton dijo que el director del FBI le asestó un «doble golpe» cuando el 29 de octubre inició una nueva investigación de sus correos y luego anunció repentinamente antes de las elecciones que no había encontrado nada. Foto: Afp

Tal fue el grado de penetración de este operativo que la inteligencia estadounidense considera que los ciberespías “obtuvieron y mantuvieron acceso a redes informáticas de los colegios electorales locales y estatales”. La respuesta de Barack Obama a esta inédita interferencia electoral fue la expulsión de 35 funcionarios rusos. El presidente Vladímir Putin, en un claro gesto hacia el republicano, no contestó.

“Los rusos interfirieron en nuestra campaña electoral. Nuestra democracia fue atacada y hay mucho que no sabemos”, señaló el representante demócrata Adam Schiff en la comparecencia. Sus palabras señalan el punto de fuga de la trama rusa. Un escándalo cuya investigación ha recaído en alguien que ha sido acusado de haber ayudado a Trump en campaña y que ahora debe decidir hasta dónde llegan sus agentes. En sus manos está mucho más que un caso de espionaje. (Texto publicado por el Diario El País de Madrid). Los pies de fotos, las composiciones de imágenes y el sumario inicial son autoría de TI)

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Trabajador Inmigrante

Periodismo de Educación e integración en los distritos inmigrantes de Nueva York.